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Додано: 25 вересня 2001р.

El Greco

     El nombre de El Greco merece grandísima estima tanto entre los artistas como entre los historiadores de arte del siglo XX. El pintor era importado para España. Procedía de la isla de Creta y llegó a España a través de Venecia. Este hecho equivale a decir que su ruta artística lo llevó desde los iconos y Ticiano a su propio y original mundo artístico.
     Debió de nacer en 1542, desde la adolescencia se fue a Venecia, al taller del anciano Ticiano, donde ayudó en la realización de un cuadro que representaba a San Lorenzo. El maestro estaba extraordinariamente contento con el joven discípulo, pero aquél no lo estaba tanto y se marchó a Roma pasando por Parma para seguir formándose. En Parma pudo apropiarse de la técnica del claroscuro de Correggio. En Roma pudo observar con respeto las obras de Miguel Angel y Rafael. Entre sus cuadros conocidos de aquella época hay algunas escenas del Nuevo Testamento, como LA EXPULSION DE LOS MERCADERES DEL TEMPLO, CRISTO Y LA MUJER ADULTERA. En estos lienzos todavía se siente la influencia de la pintura veneciana, pero al mismo tiempo ya se revela la personalidad de El Greco y de aquella calidad que caracteriza sus obras posteriores: el movimiento, el virtuosismo y su profundo conocimiento del hombre.
     En 1577 se fue a vivir a Toledo y allí recibió el nombre de El Greco. Sin embargo en sus cuadros ponía casi siempre DOMENICO TEOTOCOPULOS, CRETENSE con letras griegas. El rey de España de entonces Felipe II le encargó unos cuadros y entre éstos EL SUEÑO DEL FELIPE II.
     Durante la segunda mitad de su vida, pasada en Esparta, El Greco adquirió fama y una modesta fortuna. El artista trabajaba con diligencia extraordinaria y al morir legó a su hijo más de cien cuadros acabados. El Greco poseía además una profunda cultura.

     La época de El Greco era la de la Contrarreforma. Los descendientes de los judíos desterrados y de los mahometanos fueron cuidadosamente vigilados por la Inquisición, que detectaba a los herejes y pasaba por la censura incluso los cuadros. El arte de El Greco parece que hacía olvidar las penas de la vida terrena. El temor no confesado ante la Inquisición y la fe sincera se unían en el ardor del catolicismo español. Durante algunos decenios era como si el cielo diera el consuelo. Así también la pintura miraba hacia el cielo y sólo con Velázquez volvió a la tierra.
     El Greco inicia un nuevo sistema de proporciones. Sus figuras se alargan, el rostro representa la octava parte de la figura entera (según el canón griego clásico el rostro era la sexta o la séptima parte del cuerpo). Las finas extremidades y troncos flotan sin peso encima de la tierra.
     El Greco es uno de los más grandes maestros del retrato. Pero el gran artista no sólo era maestro de la sicología del retrato, sino también de la pintura paisajística de la época. Hacia 1600 pintó el PAISAJE NOCTURNO DE TOLEDO, con nubes de tormenta encima de la ciudad construida en la región montañosa. La obra cumbre del pintor es su famosísimo cuadro El ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ.
     El Greco murió en 1614 en Toledo, donde fue enterrado. Poco después de su muerte fue casi olvidado. Su sistema de proporciones, su expresividad eran incomprensibles para el hombre de los siglos XVII-XVIII. Le tuvieron por un loco de mirada enferma. Sólo a fines del siglo XIX fue redescubierto por la moderna historia del arte como un precursor del expresionismo moderno.